sábado, 2 de abril de 2011

2 de abril de 1982

La Guerra de Malvinas encontró a un país enfervorizado por la idea delirante de que éramos los mejores y que debíamos combatir por las islas más allá de quien nos gobernara.
Ante una situación política - económica  incontrolable  - la inflación por las nubes, una profunda recesión, una clase media empobrecida y una deuda externa e ilegítima imposible de pagar- la junta militar que conducía Leopoldo Galtieri encontró una manera de anestesiar a la sociedad: recuperar las islas del Atlántico Sur ocupadas por Inglaterra desde 1833.
"Si quieren venir, que vengan", decía un efusivo Galtieri quien días antes había reprimido una masiva manifestación que con el lema de “Paz, pan y trabajo” se expresó en contra de su gobierno.
El conflicto bélico significó una historia plagada de desventuras personales, errores políticos, ignorancia diplomática e improvisación militar. El combate, que duró 74 días, causó la terrible pérdida de 649 vidas entre los que se encontraban oficiales, suboficiales y jóvenes de 18 años que cumplían el servicio militar obligatorio por aquel entonces, produjo mutilaciones y heridas a 1300 soldados argentinos y dejó enormes secuelas psicológicas que en muchos combatientes perduran hasta el día de hoy.
En ese contexto bélico, el fútbol también acompañó a la locura desatada por la dictadura. La Asociación del Fútbol Argentino y sus clubes adheridos reaccionaron en sintonía con el resto de la sociedad.
A pesar de que en las islas miles de jóvenes argentinos ponían en riesgo su vida por un gobierno que utilizó a la Guerra de Malvinas como una estrategia política y de perpetuidad, en el país los campeonatos de fútbol no se paralizaron y continuaron con toda normalidad.  
El partido entre Central Norte de Salta y Mariano Moreno de Junín quedó registrado como el único disputado de manera oficial un 2 de abril, el día del desembarco de las tropas argentinas en las Islas Malvinas. El encentro, válido por la por la novena fecha de la Zona C del campeonato Nacional 1982, terminó 1 a 0  a favor del “cuervo norteño”.
Además de ese partido, todos los equipos de primera división saltaron a la cancha para completar a lo largo del fin de semana la jornada nueve del fútbol mayor organizado por AFA que ya era presidida por Julio Grondona. El ente madre del fútbol nacional tenía fuertes intereses y resultó ser funcional al régimen militar que comandó la época más oscura de nuestra historia.
Días después, la AFA decidió cambiar el nombre del Torneo Metropolitano del ‘82 por el de “Malvinas Argentinas”. Una semana más tarde modificó la denominación por “Soberanía argentina en las Islas Malvinas” (NdR: Los intereses políticos siempre han movilizado a Julio Grondona. Un claro ejemplo es que le haya puesto Néstor Kirchner al Clausura 2011. El ex presidente, fallecido en octubre de 2010, fue clave para la creación del “Fútbol para todos” que alimentó las arcas de la AFA y le dio más legitimidad a su presidente).
La guerra de Malvinas comenzó en vísperas del Mundial de España 1982. El torneo ecuménico comenzó en junio y más allá de que la Argentina estaba protagonizando el conflicto bélico la selección albiceleste viajó a defender el título obtenido en 1978. El 13 de junio Argentina perdió 1 a 0 ante Bélgica en el primer partido de la Copa del Mundo. Dos días más tarde el general Mario Benjamín Menéndez se rendía ante su par inglés Jeremy Moore y ponía fin a la Guerra de Malvinas.  A lo largo de la máxima cita mundialista el consecuente relator José María Muñoz  no mencionó la palabra Inglaterra en sus relatos radiales desde tierras ibéricas. “Los rojos esta tarde juegan a la carga”, se escuchaba en el partido entre Inglaterra y Alemania por Radio Rivadavia.
Las circunstancias políticas y el enfrentamiento bélico entre Argentina e Inglaterra llevaron a que naciera una rivalidad entre ambos países Esa rivalidad se transformó en inmortal y se trasladó al deporte más pasional del mundo: el fútbol. La exageración en su máxima expresión.
En el Mundial de España 1982 ambas selecciones fueron eliminadas en segunda ronda y no pudieron verse las caras. El mundo entero palpitaba ese juego que tenía una connotación especial.
Cuatro años más tarde, en México 1986, los seleccionados se enfrentaron en cuartos de final. Argentina venció a los británicos con un inspirado Diego Maradona quien convirtió un gol con la mano bautizado luego por el “10” como “La mano de Dios”. Pero toda una república consideró como una "revancha" de la guerra la obra de arte de Maradona que al conquistar el segundo gol dejó rendidos a sus pies a todo el plantel inglés.
En el Mundial 2002 de Corea y Japón, cuando Inglaterra derrotó 1 a 0 al elenco que dirigía Marcelo Bielsa, los ingleses se burlaron de sus rivales eternos y se acordaron de Malvinas.
Luego de la victoria por 1 a 0 con tanto de David Beckham el diario The Sun tituló "Jódanse, señores" y en una de sus páginas se podía ver un dibujo en el que un grupo de bombarderos argentinos se dirigían hacia las Malvinas junto a un buque llamado "Los Batistuta" en el que su capitán gritaba "¡0-1!".
Por su parte, el Daily Star, que mostraba a Beckham con el puño en alto, tituló “Gotcha”. Esa expresión - "Te tengo", en castellano - fue la misma que utilizó The Sun en 1982 cuando las fuerzas británicas hundieron el crucero argentino General Belgrano provocando 300 muertos.
Pero la historia también cuenta que en la capital de las islas, Puerto Argentino - Puerto Stanley para los ingleses -, existió un enfrentamiento futbolístico entre Argentina e Inglaterra. En esa ocasión no había periodistas ni fotógrafos y todavía no se avizoraba el conflicto bélico que se desataría en 1982. Fue en 1976, cuando un grupo de trabajadores de YPF que fue a  instalar tanques de combustible a las islas enfrentaron a un combinado local. El partido, que se jugó con armonía, fue un anticipo de lo que sucedió en el campo de batalla tiempo después. Ese día ganaron los ingleses 2 a 1.
Muchos de los combatientes han quedado a la deriva desde el 14 de junio de 1982 cuando comenzaron a enfrentar a su guerra más dura: la del olvido y la ausencia de reconocimiento. Debieron hacerle frente a una sociedad que miró para otro lado, que no recordó a los que murieron ni contuvo a los que volvieron. Empezaron a combatir a la "desmalvinización".
Algunos no pudieron encontrar una vía de escape a lo vivido en aquella guerra que marcó a fuego la historia argentina moderna. Aunque pasaron 28 años, las secuelas del atroz conflicto continúan dañando a las heridas que no han cauterizado. Si bien no hay registros oficiales que lo indiquen con exactitud se especula que más de 400 combatientes se han suicidado. Según estudios realizados por profesionales las consecuencias psíquicas del trauma, lejos de disminuir, con el tiempo aumentan. Es una lucha constante que perdurará por siempre y que se produjo por la falta de atención inicial.
Los veteranos de guerra, organizados en agrupaciones y en una disputa permanente, denuncian la falta de atención por parte del Estado y pugnan para que sus derechos sean reconocidos.
En 1999, y por iniciativa de la Agrupación  Veteranos de Guerra Virgen del Rosario de Río Cuarto, se desarrolló en esta ciudad la primera edición de los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de Veteranos de la Guerra de Malvinas. Formaron parte alrededor de 400 ex combatientes quienes compitieron en diversas actividades deportivas y recreativas. Desde entonces, con un importante incremento en el número de participantes, se han desarrollado nueve encuentros en distintos puntos del país.
Demostrando el verdadero sentido del deporte, el objetivo de los juegos es permitir el acercamiento familiar, estrechar vínculos de camaradería, concientizar a la población, mantener vivo el recuerdo de quienes cayeron defendiendo a la Patria y reconocer a aquellos que son Veteranos de Guerra.  Esos que en una lejana isla del Atlántico Sur expusieron la vida por su país.

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