Roberto Ferreyra, el arquitecto que presentó la propuesta original del “Estadio Ciudad de La Plata”, planteó, en 1993, que el desafío para su construcción fue responder a la dualidad de los dos clubes convocantes: Estudiantes y Gimnasia de La Plata. En esa oportunidad realizó un planteo gráfico en el que propuso la forma del estadio como la intersección de dos círculos. Según su creador se trata de un estadio con dos centros, con dos sectores que entran en conflicto, en superposición, y el proyecto es la resolución de ese conflicto en términos de arquitectura.
Además de ser el creador del estadio más moderno de Latinoamérica, Ferreyra nunca habrá imaginado que su obra, con el tiempo, se transformaría en un verdadero conflicto político. Es que alrededor de la construcción de la mole de cemento, que cobijará el partido número setecientos de la Copa América cuando el 1 de julio se enfrenten Argentina y Bolivia, que será anfitrión de los partidos de Los Pumas en el Cuatro Naciones de 2012 y recibirá en marzo a la banda irlandesa U2 con su show "U2 360 Tour”, se registraron, durante dos décadas, diferentes vaivenes políticos.
Pero la idea de su construcción proviene de larga data. Y es una historia que contó con muchos protagonistas.
En 1947, el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires Domingo Mercante expropió un predio de 36 hectáreas sobre el borde norte de la ciudad de La Plata para conformar un gran complejo deportivo.
En 1972, al candidatear a La Plata como subsede de la Copa Mundial de Fútbol de 1978, el Estado nacional promovió el primer Concurso de Anteproyectos para el llamado Estadio Único. Pero el Ente Autártico Mundial 78 (EAM 78), que administraba el almirante Carlos Alberto Lacoste y estaba a cargo de la organización del Mundial argentino, le negó a La Plata la posibilidad de tener su propio estadio al decidir emplazar el José María Minella de Mar del Plata.
Fue en 1989, a partir de la convocatoria del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires que administraba Antonio Cafiero, que Estudiantes y Gimnasia constituyeron una comisión para la construcción y la administración de un complejo dedicado, integralmente, a la práctica de fútbol y otras disciplinas deportivas. Así fue que en el comienzo de la década del noventa el gobernador justicialista se reunió con los presidentes Ignacio Ercoli (Estudiantes) y Roberto Vicente (Gimnasia) para proyectar un estadio único acorde a la Primera División del fútbol argentino. Con la sugerencia de crear un bingo para financiar la obra, organizó un encuentro con el titular de Loterías, Osvaldo Papaleo.
En noviembre de 1990 la provincia autorizó la explotación de un bingo en La Plata a un ente tripartito (Ex Casa Cuna, Fundación Florentino Pérez y el estadio), mismo mes en el que Cafiero envió a la Legislatura el proyecto para la construcción del estadio. Tras analizar varias alternativas se determinó la construcción de la cancha en el terreno del Centro de Educación Física Nº 2, dado que reunía las mejores condiciones de localización y accesibilidad.
En enero de 1992, con Eduardo Duhalde manejando la provincia, se promulgó la Ley 11.118, la cual establecía afectar ese predio para la construcción del estadio. El 21 de abril quedó establecida la “Fundación Estadio Ciudad de La Plata”, institución integrada igualitariamente por representantes de los clubes Estudiantes y Gimnasia.
En 1993 se llamó a Concurso Nacional de Anteproyectos. El resultado arrojó que sobre un total de 79 trabajos, el jurado (integrado por la Fundación, los Colegios Profesionales de Arquitectos e Ingenieros y un representante de los participantes) le otorgó el primer premio a la propuesta del arquitecto Roberto Ferreira, hijo de Manuel Ferreira, el mítico delantero de Estudiantes de La Plata de los años veinte.
El proyecto de Ferreira contemplaba un estadio para 32.000 espectadores y un gran parque urbano que con el Centro de Educación Física Nº 2 proponía un multiespacio deportivo. Fue ahí cuando Duhalde decidió modificar el criterio de la obra y amplió la capacidad a 40.000 personas sentadas para tener un estadio de múltiples actividades haciéndose cargo de la financiación la provincia de Buenos Aires. Además, el mandatario dispuso que el estadio cuente con un techo fijo y traslúcido. El presupuesto original era de 20 millones de pesos pero con la implementación del techo el mismo se triplicó.
En 1996 a través de la Ley 11.815 el gobierno de la provincia de Buenos Aires le otorgó la facultad de uso del estadio a la Fundación Estadio Ciudad de La Plata y a la municipalidad de La Plata. En agosto del mismo año se creó la Unidad Ejecutora Estadio Ciudad de La Plata que fue presidida por el ingeniero Conrado Bauer.
A comienzos de 1998, Eduardo Duhalde y el intendente de La Plata, Julio Alak (actual Ministro de Justicia), firmaron el proyecto para comenzar con las obras del estadio platense. Se estimaba que todo debía concluir en 1999. En 1997, en el programa televisivo “Fútbol Retro”, Bauer sostenía que la obra debía ser terminada en el primer semestre de 1999. Y a pesar de las promesas la obra se paralizó.
Entre 2000 y 2001, la empresa Sade, propiedad del grupo sueco Skanska, que por ese entonces construía el estadio, decidió suspender a 630 obreros lo que llevó a la huelga de los trabajadores. El entonces gobernador Carlos Ruckauf decidió quitar la licencia a Sade y llamar a una nueva licitación.
A fines de 2002, con un aporte del 40% de la Nación, 40% del Gobierno de la provincia y 20% de la Municipalidad platense, financiaron con 11 millones de pesos la conclusión del estadio para 40.000 espectadores sentados.
El 7 de junio de 2003, el gobernador Felipe Solá, en los terrenos del Centro de Educación Física Nº 2, lugar en el que se emplazó durante 37 años la casa de la viuda del boxeador José María Gatica, inauguró parcialmente al estadio con un recital de Los Nocheros. La gran convocatoria de los salteños llevó a que se realice una doble presentación y por el Estadio Único pasaron 80.000 personas en dos días.
Para esa primera construcción se removieron 100 mil metros cúbicos de tierra; se usaron 12 mil metros cúbicos de hormigón; 230 mil kilos de acero, 3 mil metros cúbicos de arena y 450 mil ladrillos. Se realizaron cuatro grupos de baños para uso del público, 440 butacas preferenciales, 102 lugares para la prensa, dos vestuarios de jugadores en cada edificio de apoyo y dos vestuarios para árbitros y comisarios deportivos. Su construcción demandó 80 millones de pesos.
El 22 de agosto de 2008, luego de cinco años de letargo, el actual gobernador Daniel Scioli creó la Agencia Administradora Estadio Ciudad de La Plata con la intención de finalizar las obras pendientes.
Javier Mouriño, Secretario General de la Gobernación, y Hugo Larotonda, manager del proyecto, fueron los hombres claves que dispuso el gobernador para dirigir la obra de colocación del techo y la construcción de 96 palcos.
En una operación que se estima en unos 20 millones de dólares, Daniel Scioli, a través de la secretaria General que conduce Javier Mouriño, cedió a la empresa La Fusión SA la comercialización de la venta de palcos y de los espacios de publicidad del estadio. La situación generó polémicas y levantó sospechas en torno al mandatario bonaerense porque ese negocio debió ser administrado por la Fundación Estadio Ciudad de La Plata.
No menos polémica fue la adjudicación de la empresa que realizó los trabajos finales. Sin llamar a licitación, la compañía norteamericana Birdair Inc., que ejecutó la obra de los estadios de Ciudad del Cabo, Durban y “Nelson Mandela Bay” para el Campeonato Mundial de Sudáfrica 2010, fue la elegida para realizar el montaje del techo. Scioli argumentó que no llamó a licitación porque era la misma empresa que había proveído la membrana de carbono y fibra de vidrio (NdR: el material llegó en el 2000 a la Argentina pero fue retenida durante ocho años en la Aduana porque la provincia no pagaba el IVA del trámite de importación). El trabajo realizado en el estadio Ciudad de La Plata, que significó 1.400.0000 kilos de estructura en el aire sobre 29.000 m², fue la obra número 32 que la empresa Birdair realizó en el mundo en estadios deportivos. La empresa contratada para la realización de la cubierta fue la estatal Astillero Río Santiago que se encargó de las piezas de ensamble de acero y el anillo de compresión.
La obra reinaugurada el jueves 17 de febrero de 2011, que contó con la presencia de Cristina Fernández de Kirchner y Daniel Scioli, acompañados de Julio Grondona, funcionarios y deportistas en un mega show, tuvo un costo de 50 millones de pesos que junto a los 80 millones gastados en su construcción dan un total de 130 millones. Otro claro ejemplo del costo que muchas veces implica mezclar política con deporte.
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