miércoles, 22 de agosto de 2012

Crónicas de acero


Seguimos con Santiago Segurola. Vale la pena seguir con el gran periodista español. Una de las principales plumas del periodismo deportivo de habla hispana. Esta vez de la mano del notable Ezequiel Fernández Moores.
Compartiré el artículo “Crónicas de acero” que escribió para el sitio www.canchallena.com. Una pieza maravillosa que describe, como solo Fernández Moores lo sabe hacer, otra gran obra literaria: “Héroes de nuestro tiempo”, la antología de crónicas narradas por Segurola a lo largo de sus 25 años de profesión.
En su nota Ezequiel Fernández Moores va describiendo pasajes de los escritos de Santiago Segurola en donde el verdadero protagonista es el periodista. Una exquisita invitación a leer la obra del español. Una obra imperdible.

Hace tiempo que el fútbol se mudó de los barrios a los despachos de negocios." Santiago Segurola, acaso el periodista deportivo de habla hispana de mayor prestigio, cree que el gran cambio comenzó en los 90, cuando Rupert Murdoch, el magnate hoy en decadencia, hizo pie en la Premier League inglesa. La TV globalizada se adueñó definitivamente de la pelota y el "hincha", dice Segurola, perdió ante el "consumidor". La Liga española se inició el último fin de semana con partidos que fueron de sábado a lunes, en funciones continuadas que concluyeron casi a la una de la madrugada del día siguiente. "Odio eterno al fútbol moderno", protestaron el lunes con un cartel hinchas de Deportivo La Coruña. Campeón de la Liga en 1999-2000, el Deportivo era "un grande indiscutible". Pero descendió y buscará sobrevivir ahora en primera con jugadores del superagente portugués Jorge Mendes. El representante de José Mourinho y de Cristiano Ronaldo espera ansioso el nuevo duelo entre su niño mimado y Lionel Messi, mañana en el Camp Nou, por la Supercopa de España. Real Madrid y Barcelona son los dueños de todo. La competencia, "el factor principal del deporte", fue eliminada de la Liga española por la desigual distribución de los dineros de la TV, por los favores de los agentes y por la codicia. "En muchas ocasiones -escribió Segurola en 1999- se tiene como visionarios a hombres que sólo tienen hambre de poder y olfato para el dinero." 
Nacido en 1957 en Barakaldo, en el País Vasco, y firma mítica del diario El País, Segurola acaba de publicar Héroes de nuestro tiempo, una selección de 180 crónicas y 487 páginas, documento notable de 25 años de buen periodismo que testimonia el crecimiento de la Liga de las Estrellas, pero también de la selección de Vicente del Bosque campeona mundial y bicampeona europea, y del boom del deporte español liderado por Severiano Ballesteros, Rafael Nadal, Fernando Alonso y Pau Gasol. "Hoy -dijo el colega Ramón Besa al presentar el libro en Barcelona- cada uno va a su puta bola, el ordenador ha quitado el diálogo entre los integrantes de una redacción. Yo digo a los becarios «déjate de Facebook, Twitter y lee libros». La mejor literatura está en los libros, porque en los medios hay intereses, en el libro tú sientes al protagonista." Ahora en Marca, para muchos casi un "house organ" del Real Madrid, Segurola no cambió su opinión sobre Florentino Pérez, el "intocable" y todopoderoso presidente del club merengue. "Un presidente como los demás", lo definió en 2003, en tiempos del "Planeta Beckham", en un recordado artículo en El País. El año pasado, ya en Marca, apuntó contra Florentino por no ponerle límites a Mourinho después de los incidentes que el DT portugués provocó tras caer ante Barcelona en la Supercopa 2011. Mourinho, llegó a decir Segurola a La Gazzetta dello Sport, es el "principal factor" de que el fútbol español se convirtiera en un "lodazal". Habló de "un clima insoportable" y dominado por "teorías conspirativas", "que quiere convertirnos a los periodistas en bufones. Se nos ponen camisetas, se nos adjudican trincheras y parece que cada día tenemos que actuar como el personaje que han creado para nosotros o que nosotros mismos nos hemos creado". "Es un periodismo decepcionante" -dijo en otra entrevista a Jod Down- que "concede premios prestigiosos a los difusores de la basura, busca el agravio y el daño, anima mediocres y violentas polémicas, alimenta los instintos más bajos y los personajes más ridículos y del que "nada se salva. Tampoco el fútbol". 
A Mourinho le faltará un motivo de riña ahora que se fue Pep Guardiola. Pero los duelos Real Madrid-Barcelona, los dos mejores equipos del mundo, atraen por su antagonismo. Real Madrid, dijo una vez Segurola, podría simbolizar a la vieja España de la Inquisición y Torquemada, de la beatería y el pecado carnal, que exaltó al fútbol furia y a los jugadores mitad monjes, mitad soldados. Y Barcelona, con su fútbol más vistoso, sería la España mediterránea que aceptó el placer y no teme que el destino lo castigue. "Xavi -escribe Segurola en uno de los artículos del libro- ha educado a los aficionados españoles, nos ha cambiado la mirada, nos ha trasladado de lo obvio a lo sutil, nos ha mostrado el incalculable valor de la paciencia, la astucia, el engaño. nos ha dicho cómo se gobierna un partido." Dice que Messi, "argentino hasta la médula", convirtió "un equipo extraordinario en un equipo monumental". Porque Leo ("el mejor", como me confesó en octubre pasado en un café a metros del Museo del Prado) "es Maradona todos los días y con más gol". Confeso hincha del Athletic Bilbao y admirador del Barça de Johan Cruyff y de Guardiola ("sabe latín cuando analiza a un futbolista"), Segurola se ganó la furia de fanáticos madridistas y de "mourinhistas". Ni siquiera le aprecian sus bellísimos artículos sobre "La Quinta del Buitre", una famosa generación de jugadores del Real Madrid de los 80, a la que también atribuye un rol clave para que el fútbol español cambiara la "furia" por el toque y, como dijo una vez César Menotti, dejara de ser "toro" y eligiera ser "torero". 
"No sectario", Segurola acepta que "se puede ganar de distintas formas", pero cree que un título no basta para ser el mejor. Ejemplifica con el último Chelsea. Y titula "El triunfo de la nada" a la Italia campeona de Alemania 2006. El libro de Segurola recoge crónicas, en caliente y sin Internet, de grandes partidos de los que el periodista fue testigo. En las crónicas, brillantes piezas literarias, lucen los protagonistas, no el periodista. "Olvidemos a los minuciosos por un día", escribe para rescatar la emoción y la belleza, y obviar errores defensivos, en un Portugal 3-Inglaterra 2. Y lo dice un minucioso que subió a un avión para ver el debut 0-0 de Guardiola como DT en un Barcelona B de tercera división e intuir lo que se venía. Como cuando vio caer a Nadal con 19 años en su debut en Wimbledon y escribió ese mismo día que Rafa terminaría ganando ese título, igual que Gasol en la NBA. O como cuando visitó piscinas, gimnasios y pistas, en simples prácticas o en Juegos Olímpicos, y nos cuenta con delicia el entrenamiento de la natación sincronizada, o se toma todo un artículo para describirnos las zapatillas especiales del velocista estadounidense Maurice Greene, sin mencionar la marca, y sí para hablar de atletismo. Usaín Bolt, escribe más adelante, "llegó del futuro". Segurola está lejos de ignorar la influencia de la industria y del doping -dentro y fuera de España- y también analiza como pocos el fenómeno político. Pero sus artículos son ante todo un canto de amor al deporte y "un pasaporte al periodismo", como dijo Besa en la presentación. 
Jefe de Cultura de El País algunos años ("Un mundo hermético, ligado a la industria, que genera un periodismo acrítico, de alfombra"), Segurola rechaza hablar del deporte como un hecho cultural. Lo define como un "masificado divertimento social" conectado "con la industria del espectáculo", pero relacionado también "con las emociones, con las pasiones, con la niñez". Estudió tres años ingeniería, hasta que eligió el periodismo, acaso un homenaje a su padre, un futbolista que debió poner fin prematuro a su carrera, cojo en la pierna izquierda por las balas del franquismo en la Guerra Civil, y que le enseñó amor "por el Athletic y por los periódicos". Admirador de Marcelo Bielsa, Segurola, único niño que recibía en Bilbao la revista Sports Illustrated, y que a los diez años iba al cine para ver los Juegos Olímpicos de México 68, escribió de su padre en el programa oficial del Barakaldo Club. Habló de viejas fotos en color sepia. Su padre con un pañuelo a modo de bandana ("Nos protegía del cordaje cuando cabeceábamos aquellos balones pesados"). "Ha pasado mucho tiempo -escribe Segurola- y él no está. Estas fotografías, las imágenes de lo que representan -los padres, la infancia, el pueblo, el fútbol, el asombro de cada día-, son el recordatorio gráfico de algo sobre lo que nunca he dudado: lo mejor de mi vida, aquello que me forjó, lo aprendí entonces." 


1)- Artículo publicado en www.canchallena.com

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