Seguimos
con Santiago Segurola. Vale la pena seguir con el gran periodista español. Una
de las principales plumas del periodismo deportivo de habla hispana. Esta vez
de la mano del notable Ezequiel Fernández Moores.
Compartiré
el artículo “Crónicas de acero” que escribió para el sitio www.canchallena.com. Una pieza
maravillosa que describe, como solo Fernández Moores lo sabe hacer, otra gran
obra literaria: “Héroes de nuestro tiempo”, la antología de crónicas narradas
por Segurola a lo largo de sus 25 años de profesión.
En
su nota Ezequiel Fernández Moores va describiendo pasajes de los escritos de Santiago
Segurola en donde el verdadero protagonista es el periodista. Una exquisita invitación
a leer la obra del español. Una obra imperdible.

Nacido en
1957 en Barakaldo, en el País Vasco, y firma mítica del diario El País,
Segurola acaba de publicar Héroes de nuestro tiempo, una selección de 180
crónicas y 487 páginas, documento notable de 25 años de buen periodismo que
testimonia el crecimiento de la Liga de las Estrellas, pero también de la
selección de Vicente del Bosque campeona mundial y bicampeona europea, y del
boom del deporte español liderado por Severiano Ballesteros, Rafael Nadal,
Fernando Alonso y Pau Gasol. "Hoy -dijo el colega Ramón Besa al presentar
el libro en Barcelona- cada uno va a su puta bola, el ordenador ha quitado el
diálogo entre los integrantes de una redacción. Yo digo a los becarios «déjate
de Facebook, Twitter y lee libros». La mejor literatura está en los libros, porque
en los medios hay intereses, en el libro tú sientes al protagonista."
Ahora en Marca, para muchos casi un "house organ" del Real Madrid,
Segurola no cambió su opinión sobre Florentino Pérez, el "intocable"
y todopoderoso presidente del club merengue. "Un presidente como los
demás", lo definió en 2003, en tiempos del "Planeta Beckham", en
un recordado artículo en El País. El año pasado, ya en Marca, apuntó contra
Florentino por no ponerle límites a Mourinho después de los incidentes que el
DT portugués provocó tras caer ante Barcelona en la Supercopa 2011. Mourinho,
llegó a decir Segurola a La Gazzetta dello Sport, es el "principal
factor" de que el fútbol español se convirtiera en un "lodazal".
Habló de "un clima insoportable" y dominado por "teorías conspirativas",
"que quiere convertirnos a los periodistas en bufones. Se nos ponen
camisetas, se nos adjudican trincheras y parece que cada día tenemos que actuar
como el personaje que han creado para nosotros o que nosotros mismos nos hemos
creado". "Es un periodismo decepcionante" -dijo en otra
entrevista a Jod Down- que "concede premios prestigiosos a los difusores
de la basura, busca el agravio y el daño, anima mediocres y violentas
polémicas, alimenta los instintos más bajos y los personajes más ridículos y
del que "nada se salva. Tampoco el fútbol".
A Mourinho
le faltará un motivo de riña ahora que se fue Pep Guardiola. Pero los duelos
Real Madrid-Barcelona, los dos mejores equipos del mundo, atraen por su
antagonismo. Real Madrid, dijo una vez Segurola, podría simbolizar a la vieja
España de la Inquisición y Torquemada, de la beatería y el pecado carnal, que
exaltó al fútbol furia y a los jugadores mitad monjes, mitad soldados. Y
Barcelona, con su fútbol más vistoso, sería la España mediterránea que aceptó
el placer y no teme que el destino lo castigue. "Xavi -escribe Segurola en
uno de los artículos del libro- ha educado a los aficionados españoles, nos ha
cambiado la mirada, nos ha trasladado de lo obvio a lo sutil, nos ha mostrado
el incalculable valor de la paciencia, la astucia, el engaño. nos ha dicho cómo
se gobierna un partido." Dice que Messi, "argentino hasta la
médula", convirtió "un equipo extraordinario en un equipo
monumental". Porque Leo ("el mejor", como me confesó en octubre
pasado en un café a metros del Museo del Prado) "es Maradona todos los
días y con más gol". Confeso hincha del Athletic Bilbao y admirador del
Barça de Johan Cruyff y de Guardiola ("sabe latín cuando analiza a un
futbolista"), Segurola se ganó la furia de fanáticos madridistas y de
"mourinhistas". Ni siquiera le aprecian sus bellísimos artículos
sobre "La Quinta del Buitre", una famosa generación de jugadores del
Real Madrid de los 80, a la que también atribuye un rol clave para que el
fútbol español cambiara la "furia" por el toque y, como dijo una vez
César Menotti, dejara de ser "toro" y eligiera ser
"torero".
"No
sectario", Segurola acepta que "se puede ganar de distintas
formas", pero cree que un título no basta para ser el mejor. Ejemplifica
con el último Chelsea. Y titula "El triunfo de la nada" a la Italia
campeona de Alemania 2006. El libro de Segurola recoge crónicas, en caliente y
sin Internet, de grandes partidos de los que el periodista fue testigo. En las
crónicas, brillantes piezas literarias, lucen los protagonistas, no el
periodista. "Olvidemos a los minuciosos por un día", escribe para
rescatar la emoción y la belleza, y obviar errores defensivos, en un Portugal
3-Inglaterra 2. Y lo dice un minucioso que subió a un avión para ver el debut
0-0 de Guardiola como DT en un Barcelona B de tercera división e intuir lo que
se venía. Como cuando vio caer a Nadal con 19 años en su debut en Wimbledon y
escribió ese mismo día que Rafa terminaría ganando ese título, igual que Gasol
en la NBA. O como cuando visitó piscinas, gimnasios y pistas, en simples
prácticas o en Juegos Olímpicos, y nos cuenta con delicia el entrenamiento de
la natación sincronizada, o se toma todo un artículo para describirnos las
zapatillas especiales del velocista estadounidense Maurice Greene, sin
mencionar la marca, y sí para hablar de atletismo. Usaín Bolt, escribe más
adelante, "llegó del futuro". Segurola está lejos de ignorar la
influencia de la industria y del doping -dentro y fuera de España- y también
analiza como pocos el fenómeno político. Pero sus artículos son ante todo un
canto de amor al deporte y "un pasaporte al periodismo", como dijo
Besa en la presentación.
Jefe de
Cultura de El País algunos años ("Un mundo hermético, ligado a la
industria, que genera un periodismo acrítico, de alfombra"), Segurola
rechaza hablar del deporte como un hecho cultural. Lo define como un
"masificado divertimento social" conectado "con la industria del
espectáculo", pero relacionado también "con las emociones, con las
pasiones, con la niñez". Estudió tres años ingeniería, hasta que eligió el
periodismo, acaso un homenaje a su padre, un futbolista que debió poner fin
prematuro a su carrera, cojo en la pierna izquierda por las balas del
franquismo en la Guerra Civil, y que le enseñó amor "por el Athletic y por
los periódicos". Admirador de Marcelo Bielsa, Segurola, único niño que
recibía en Bilbao la revista Sports Illustrated, y que a los diez años iba al
cine para ver los Juegos Olímpicos de México 68, escribió de su padre en el
programa oficial del Barakaldo Club. Habló de viejas fotos en color sepia. Su
padre con un pañuelo a modo de bandana ("Nos protegía del cordaje cuando
cabeceábamos aquellos balones pesados"). "Ha pasado mucho tiempo
-escribe Segurola- y él no está. Estas fotografías, las imágenes de lo que
representan -los padres, la infancia, el pueblo, el fútbol, el asombro de cada
día-, son el recordatorio gráfico de algo sobre lo que nunca he dudado: lo
mejor de mi vida, aquello que me forjó, lo aprendí entonces."
1)- Artículo publicado
en www.canchallena.com
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