
Los documentos
históricos coinciden en confirmar que fue ese año cuando la inglesa Nettie
Honeyball publicó un aviso en los diarios buscando jugadoras para formar un
equipo de fútbol. Al no encontrar interesadas decidió salir a las calles a
buscarlas y sumó treinta adeptas. Un año después nació el British Ladies’
Football Club, el primer equipo de fútbol femenino que la historia ha
reconocido. Aunque en ese tiempo muchos esperaban que el proyecto fuese un
impulso efímero, la idea impulsada por Honeyball en la Inglaterra
victoriana se constituyó como la semilla fundacional de una actividad que no
para de crecer.
La Primera Guerra
Mundial fue clave en la masificación del fútbol femenino en Inglaterra. Durante
el conflicto bélico la mujer se introdujo masivamente en la fuerza laboral
debido a que muchos hombres salieron al campo de batalla. En ese contexto
fueron las mujeres las que comenzaron a jugar en los equipos de fútbol de las
fábricas que hasta ese entonces eran privilegio de los varones.
Luego de la Copa del
Mundo Inglaterra 1966, al observar el interés de las aficionadas, la Federación
Inglesa de Fútbol (FA) decidió crear en 1969 el campeonato femenino. Este
reconocimiento a las mujeres en la tierra en donde surgió el fútbol femenino
iba a significar un cambio estructural de la disciplina a nivel mundial.
Llegaba el momento de la expansión y la popularidad en diversos países.
Tuvieron que pasar tres
décadas para que la FIFA lo institucionalice. Bajo la presidencia del brasileño
Joao Havelange, se instauró, a partir de 1991, el primer Mundial femenino. El
mismo se disputó en China y el campeón fue el equipo que estaba dando los
primeros pasos de una auténtica potencia mundial: Estados Unidos.
Ese primer torneo
representó la consolidación definitiva del fútbol femenino. Registros oficiales
de la FIFA demuestran que en 1991 había en el mundo 4 millones de jugadoras
federadas. En la actualidad suma alrededor de 40 millones.
Además de generar furor,
la realización de la Copa del Mundo llevó a que la disciplina comience a tomar
jerarquía en distintos países del mundo.
Con diez millones de jugadoras federadas
Estados Unidos se presenta como la asociación modelo del fútbol femenino
y son los números los encargados de demostrar esta realidad. El conjunto
norteamericano suma en sus vitrinas dos campeonatos del mundo y en cinco Juegos
Olímpicos disputados (se instauraron en Atlanta 1996) suma cuatro medallas de
oro y una de plata.
Si bien hacía varias
décadas que las mujeres argentinas ya jugaban al fútbol, recién en la década
del noventa, ante la demanda generalizada, la Asociación del Fútbol Argentino
(AFA) decidió crear el Campeonato de Fútbol Femenino.
Desde entonces Boca
Juniors (con 20 títulos) y River Plate (con 10) han dominado el campeonato
femenino. Los títulos demuestran que los dos grandes equipos del país han
marcado una importante supremacía. Sólo San Lorenzo de Almagro y el Club
Deportivo Universidad Abierta Interamericana Urquiza, con un título cada uno,
han podido quebrar la polaridad.
La
mayoría de los equipos de fútbol femenino se autofinancian. En varios clubes las
chicas pagan para jugar y son ellas las que buscan el apoyo económico para
poder desarrollar la actividad que las apasiona. En este contexto, la AFA no
toma una decisión política de apostar fuertemente por el fútbol femenino. Su
aporte ha sido escaso para que se profesionalice.
Esta situación influye fuertemente en el desempeño de las selecciones
nacionales. "A nuestras selecciones les falta más roce internacional, de
alta competencia. Es muy necesario, lo tienen que vivir y experimentar",
declaró José Carlos Borrello, quien desde hace muchos años dirige a las
selecciones femeninas nacionales, refiriéndose a la participación de la
Selección Sub 20 que participó en el Mundial de Japón 2012.
La
manifestación de Borrello se fundamenta analizando la participación de la selección
mayor a nivel internacional. Recién en 2003 la Argentina
participó por primera vez en un Mundial. Fue en Estados Unidos y sin sumar
ninguna unidad ocupó la última posición. En el 2007 volvió a concurrir a la
máxima cita que se realizó en China y nuevamente su actuación fue
decepcionante. Terminó última en la competencia con dieciocho goles en contra y
uno a favor. Para el campeonato de Alemania 2011 no logró la clasificación. En
los Juegos Olímpicos sólo participó en Pekín 2008 y nuevamente su actuación
volvió a demostrar el nivel del fútbol femenino nacional. Perdió los tres
partidos de su grupo y volvió a ser la última de la competencia.
En la ciudad de Río
Cuarto, las mujeres que integran el equipo de la Universidad Nacional de Río
Cuarto lo practican motivadas por la profesionalización del mismo. Al igual que
la mayoría de las mujeres que juegan al fútbol en la Argentina, a las chicas de
la Universidad las moviliza el sentimiento de un deporte se constituye en una
verdadera pasión. Pero el objetivo de la entrenadora Mariana Ferretti, con un
importante paso por Boca Juniors y la Selección Argentina, es que sus jugadoras
comprendan que pueden jugarlo con dedicación profesional.
Mancomunadas las chicas
de la Universidad trabajan para sortear el principal escollo de la actividad:
el factor económico. De manera autogestionada financian su recorrido
futbolístico y los resultados comienzan a llegar.
El Club
Deportivo Universidad Abierta Interamericana Urquiza, último campeón del
Campeonato de Futbol Femenino y uno de los más importantes del país, acaba de
sumar a las jugadoras Verónica Funes y Dianela Aguirre, quienes podrán
desplegar su fútbol en el torneo más importante de la República Argentina.
Foto: Primero Noticias – Quatro TV
No hay comentarios:
Publicar un comentario